Capítulo 9: España en el siglo XIII (Baja Edad Media)


Saya encordada y de mangas cosedizas que perteneció 
a Fernando de la Cerda (príncipe malogrado 
de Alfonso X el Sabio) conservada en el Museo de Telas 
Medievales (Burgos), sito en el Monasterio de Santa 
María la Real de Las Huelgas.  Jacia 1275. Tejido adamasquinado 
en colores púrpura y oro representando las armerías 
de León y Castilla 

El traje que estudiamos se desarrolla en paralelo a la primera arquitectura gótica, la cual busca espacios amplios, luminosos y elevados, y yo creo que es posible encontrar paralelismos entre ésta y la indumentaria, que ahora multiplica sus líneas verticales y abre amplias escotaduras en alguna medida equivalentes a las grandes ventanas catedralicias.

Fuentes documentales     Gracias a la labor editorial del rey castellano Alfonso X, renombrado como “El Sabio”, disponemos de prolijos textos donde aprender la nomenclatura del traje gótico y más de 3.000 miniaturas donde contemplarlo. Hablamos de las Cantigas de Santa María y el Libro de Juegos de Alfonso X. Ingente material que fue analizado y sistematizado en una célebre investigación (Bernis, Carmen y Menéndez Pidal, Gonzalo, La vida en el siglo XIII según la representación iconográfica, Cuadernos de la Alhambra, 1979-1981) que he tratado de resumir en este capítulo. España posee, además, un museo único en el mundo de trajes medievales hallados en el Monasterio de las Huelgas (Burgos).


Tabardo, garnacha de largas mangas 
perdidas, lucido con una cofia, el tocado más 
común y sencilloa la venta en  
info@costumbresmedievales.com
Tejidos     Algunas zonas comienzan a destacar por su producción pañera, como Frisia (futura Flandes) y otras por la confección (París contaba con 700 sastres a finales del siglo XIII; en España son llamados “alfayates”). Es época también de innovaciones tecnológicas como el molino de batán, mazos que golpean la lana para batanarla; el telar horizontal, más manejable que el vertical; el torno de hilar, más rápido que la rueca. La lana supone el 90% de la producción textil. La de Flandes es de gran calidad, pero muy cara y pronto no podrá competir con la italiana. El algodón, introducido por los árabes en la Península Ibérica, comenzará su esplendor a partir del siglo XIV, en paralelo a la seda. El lino se trabaja en Suiza y Baviera.
Saya encordada de mangas cosedizas, 
variante bastante anatómica de la saya 
medieval. Reproducida y a la venta en  
info@costumbresmedievales.com


Leyes suntuarias y color    Los colores vivos estaban prohibidos a los “hombre de a pie”, así como a los clérigos, pero se obligaba a vestirlos a los caballeros. Cada cinco o siete años aparecía una nueva ley o pragmática que trataba de acotar la exhibición indumentaria de los súbditos del rey, los cuales le exigían que regulase el aspecto de las distintas clases sociales, síntoma de que los burgueses ricos estaban “pisando” los talones de la elegancia a la nobleza. El color más estimado y difícil de conseguir era el escarlata: Jaime I de Aragón prohibió las calzas rojas a quien no fuese caballero; las cortes de Valladolid fueron más explícitas en su prohibición: “escribas, ballesteros, halconeros, porteros, escuderos”, y establecieron que solamente el rey podía vestir capa aguadera escarlata. También se regulaba el uso de pieles parar forrar y orillar vestidos: cordero, lirón, liebre para los humildes; en las prendas de lujo encontramos cebellina, vero, nutria, armiño.

Dimorfismo sexual     Varones y hembras compartes prendas de vestir de idéntica hechura y color, así que relegan la declaración de su género al largo de las faldas, siempre talares para ellas, o incluso barrenderas, y muy especialmente a los tocados, afeites y joyas.

Hacia el traje anatómico     La transición hacia el traje predominantemente anatómico (rasgo principal de la indumentaria occidental después del siglo XV) puede acaso apreciarse en el favor que reciben las túnicas de torso ajustado por medio de cuerdas.  También son significativos el abandono del palio (la vestimenta más abstracta imaginable) y la moda del pellote escotado, que sirve a la exhibición del torso de la túnica.

Coherencia europea     Dice Bernis que en toda Europa se vestía un traje común, tan coherente como la arquitectura del primer gótico, pero que España gozaba de más variedad a causa del influjo andalusí. Éste se observa particularmente entre las mujeres, en sus camisas margomadas (bordadas) y las grandes tocas drapeadas como turbantes. 

Cuatro vestidos     Contando la ropa interior, la saya de debajo, la saya de abrigo y un manto o prenda abrigada de refuerzo, son cuatro las capas que pueden amontonarse sobre el cuerpo:
-La ropa interior fundamental es la túnica llamada camisa, que se viste sobre las bragas y las calzas.
-La túnica de debajo recibe nombres como gonela (Aragón), saya (Castilla), túnica, cota, etc. La más elegante es la que se ajusta al cuerpo por medio de mangas cortadas y cosidas aparte (cosedizas) y cordonaduras de ajuste al torso.
-El calor del abrigo puede conseguirse con una sobretúnica (piel, pelliza, aljuba); puede tener mangas flotantes (garnacha) o perdidas (tabardo). Puede estar cerrada como una túnica o abierta como un caftán.
-Se puede mejorar el abrigo con mantos (capas son denominados todos los tipos) y prendas gruesas para la intemperie (balandres, capas aguaderas).
   

FAMILIA INDUMENTARIA
TIPOLOGÍA y (DESCRIPCIÓN)
HOM-BRE
MUJER
tocados
garlanda o guirnalda (cinta para el pelo)
no
redecilla
no
tocas (turbantes)
no
cofias (pequeñas tocas atadas con barboquejo)
no
capirote (capucha)
capiello redondo (gorra)
capiello de caballeros (tiara tubular)
capiello de cuerno (ídem, con un cuerno)
no
sombrero (sombrero con ala, para uso exterior)
ropa interior
camisa (túnica blanca al larga al menos hasta los muslos)
bragas (calzones sujetos con un cinturón: braguero)
no
calzas (medias que se unen a las bragas con ligas)
no
cota o túnica no de abrigo
saya (Castilla) o gonela (Aragón), distintas variedades, generalmente hendida en el centro de la falda y larga hasta media pierna en hombres y hasta el suelo en mujeres. se consideraban más lujosas y elegantes para los dos sexos las sayas encordadas, ajustadas al busto, y las de mangas cosedizas, cuyas pegaduras de sisa recibían pasamanería; brial era término reservado a la cota rica de mujer
sobrecota de abrigo para  interiores
pellote con escotaduras (pellote sin mangas e incluso de sisas tan amplias que parece una falda, novedad del siglo xiii)
prendas de abrigo para el exterior
garnacha (sobrecota amplia de mangas anchas y cortas, a menudo perdidas, es decir, que no se visten; también podía forrarse de piel)
tabardo (sobrecota de viaje, de características mangas tubulares)
capa y capa de cuerdas (clámide, semicírculo)
redondel (capa con una sisa, y a veces incluso una manga, solamente para el brazo izquierdo)
no
capa aguadera (casulla)
no
balandre (poncho o capa con capucha)
no
calzado
suelas (sandalias)
zapatos o zapatas (mocasín, botín)
estivales (botas)
calzados de moros (zapato con la punta vuelta)
sanka o yanka (zuecos, alcorques)
complementos
luvas (guantes)


cintas o cinturones (para ajustar la saya)
joyas
sartales (collares)
zarcillos o arracadas (pendientes)
no
manillas (pulseras)
no
sortijas
A

Músicos a la moda:  el de la izquierda viste una capa
 azul forrada de piel, o un redondel, pues posee 
una sisa para el brazo izquierdo;   
el pellote también es azul, pero más claro, 
y contrasta con la saya carmesí. 
Su compañero luce saya verde bajo capa azul 
cuyas tiras doradas casi parecen un 
collar o bordado sobre el escote






Flautistas con pieles o pellizones (Cantigas de Santa María).

Mujeres pecadoras vistiendo capiellos de 
cuerno y escotados y larguísimos pellotes 
sobre sayas encordadas
(Cantigas de Santa María).



Músicos con cofias, redondeles ribeteados 
de piel y sayas (Cantigas de Santa María).

Capiello redondo y cofia en la cabeza 
de este músico; escarlata en la saya 
y grana en el redondel (Cantigas de Santa María).

Curiosa aljuba o piel (túnica de abrigar) a dos colores sobre
una saya colorada en el músico de la izquierda. 
Luce la inevitable cofia varonil. Imposible saber
 si lo que vemos en el de la derecha es la saya de encima 
o de debajo; añade capa verde 
(Cantigas de Santa María).


Elegantes damas jugando al ajedrez (Libro de los Juegos) lucen capiellos de cuerno sujetos con barboquejos y ondulados cabellos; capas y pellotes del mismo color, a juego. La de la derecha, que ha dejado resbalar la capa, nos permite ver incluso la cordonadura de la saya roja, muy escotada, y las margomaduras de las mangas de su camisa.

Elegantes moras con vestidos amplísimos (Libro de los Juegos). Todas adornan los cabellos con guirnaldas. La del centro añade una cofia bordada, y la de la derecha una toca transparente. Llama la atención la cota transparente de la jugadora de la izquierda; a través de ella percibimos los zaragüelles y un rico cinto de colores (likka).
A sus pies reposan los zuecos (yankas). 
Mujer luciendo una toca o velo transparente
y vestida con una hermosa camisa
margomada, muy exhibida sobre un
pellote ampliamente escotado;
a la espalda, capa
(Libro de los Juegos de Alsonso X).