Superficies geométricas desnudas en este traje de 1985, Adolfo Domínguez, cercano a la estética minimalista |
El
Movimiento Moderno sigue adelante y encuentra nuevas intenciones plásticas y
comunicativas en la actualidad. Dos estilos evolucionados desde el estilo
funcionalista llaman ahora la atención: el estilo futurista, tecnológico o
high-tech (High Technology Style), y el estilo minimalista. Veremos que
sus intenciones son en gran medida opuestas aunque parten de formas geométricas
intercambiables: el high-tech tiende a ser ruidoso y espectacular; el
minimalista, callado.
aaEl high-tech nos transporta a la ciencia ficción. Cúpula espectacular como remate del Parlamento Alemán (Reichstag) en Berlín, diseño de Norman Foster |
estilos racionalistas aparecidos después de 1970
El estilo high-tech es un estilo habitualmente asociado a
la arquitectura y el diseño industrial de productos dirigidos al cliente
masculino heterosexual; subraya la plasticidad de las infraestructuras y los mecanismos
internos (que ocultan el resto de estilos racionalistas) hasta el punto de
convertirlos en el principal atractivo del objeto y de este modo subraya la
excelencia tecnológica del objeto. Se aplica en las siguientes diciplinas del diseño:
Ascensores como cápsulas futuristas en el distribuidor de la terminal de salidas T4 del aeropuerto de Madrid, diseño de Richard Rogers |
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1. La arquitectura monumental, en especial la arquitectura de las grandes empresas financieras (todavía en el siglo XXI habitadas principalmente por varones heterosexuales). Pero no solamente rascacielos de cristal y armaduras metálicas, sino también aeropuertos, como la T4 de Madrid o el aeropuerto de Hong Kong. Nótese que tanto la arquitectura del dinero como los aeropuertos son en nuestros días las verdaderas colmenas de los ejecutivos.
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2.
El diseño industrial de consumo principalmente masculino:
productos electrónicos audiovisuales y de la informática, relojes de pulsera.
Estos objetos son publicitados al futuro cliente por medio de largas
explicaciones que profundizan en sus discutibles funcionalidades... En efecto,
todos estos productos han sido enriquecidos con gadgets, pequeñas
funcionalidades de uso muy limitado que se incorporan al objeto para facilitar
su venta, ya que el cliente los percibe como plusvalías y le ayuda a
argumentarse las razones por las que comprará el objeto.
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3.
El diseño de ropa deportiva. Los colores neutros y la complejidad formal
aparente (es decir, decorativa, estética, superficial) del objeto facilita su seducción. Las zapatillas de deporte
constituyen el objeto más barroco (y este sí ornamentado) de todo el
guardarropa masculino. Se inspiran en las botas de los astronautas y en general
en el vestuario casi siempre blanco y repleto de incomprensibles lengüetas de
los héroes de ciencia ficción.
La complejidad formal de estos calcetines de la marca Nike se interpreta normalmente como complejidad funcional: he aquí el propósito habitual del estilo tecnológico |
Otros ejemplos indumentarios. Cuando el high-tech se puso de moda allá por 1980
algunas empresas como la de François et Marithè Girbaud (Closed) lanzaron prendas que
exhibían las costuras sobre el envés de las prendas de vestir igual que los edificios lucían sus infraestructuras. En España, la
diseñadora de moda Lourdes Bergada, afincada en Barcelona, continúa hoy
volviendo hacia el exterior algunas infraestructuras de sus diseños y permanece fiel
a los colores neutros favoritos del funcionalismo y el tecnologismo. De forma
más experimental, en ocasiones las pasarelas nos asombran con modelos en los
que han incorporado tejidos luminiscentes.
Humor high-tech en esta "cazadora-maletín" de Issey Miyake |
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Vestido tubo de Calvin Klein, hacia 1986 |
El estilo minimalista, reconocible por su rígida repetición formal, pretende, por reducción de esa misma variedad formal, la reducción de los pensamientos suscitados por la simple visión de los objetos y así facilitar una suerte de "silencio visual". Una tranquilidad cada vez más deseada en nuestro mundo hipercomunicado. aEl arte minimalista se conoce desde la década de 1970, pero fue en la de 1990 que se divulgó su callado estilo entre numerosas disciplinas del diseño, particularmente la indumentaria, el interiorismo, el mueble y la arquitectura; gozó entonces de su década de moda: superficies de geometrías simples, repetidas y preferiblemente blancas.
El estilo minimalista es el más empleado en espacios expositivos: tienda de Calvin Klein en Nueva York, diseño de John Pawson |
Suma de siluetas geométricas blancas. Traje de Matthew Ames, 2010; foto: Sybille Walter; estilismo: Samuel Drir |
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