Capítulo 34: El segundo polisón, 1884-1890


Madrid, Museo del Traje

Bibliografía    Carmen Bernis, “El traje burgués”, en Menéndez-Pidal, Gonzalo, La España del Siglo XIX vista por sus contemporáneos, vol. I, Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 1988; Pablo Pena González, “La moda en la Restauración, 1868-1890”, Indumenta, nº. 2, 2011, págs. 6-34. Puedes leer este artículo completo pinchando aquí.



CLAVES ESTILÍSTICAS
Cuello chimenea
Talle largo y corpiño rígido
Mangas de hombros acentuados
Colores oscuros: tono sobre tono

Altivez     El estilo "segundo polisón" (a falta de otro nombre) se distingue fácilmente del estilo "primer polisón" por un compendio de rasgos formales que contribuyen todos ellos a endurecer y envarar la postura de su portadora, en particular el inevitable cuello chimenea y la ocultación de un corsé muy rígido de talle profundo, incluso por debajo del ombligo. El estilo "primer polisón" a menudo buscaba inspiración en el estilo rococó; por el contrario, en el estilo "segundo polisón" gustan los colores intensos y brillantes, y en particular las armonías denominadas tono sobre tono combinando tejidos del mismo color pero diferente textura. El aspecto global de la mujer así vestida resulta majestuoso, opuesto a la blanda femineidad del primer polisón.
Béraud, En la Torre Eiffel, 1889, 
París, Museo de Artes Decorativas.

Trajes de paseo y un traje de boda.  
La Moda Elegante, 1885.

Béraud, Café Gloppe, 1889, París, Museo Carnavalet.

Seurat, Tarde de domingo junto a la Grande Jatte, 1886, París, d'Orsay.

Worth, trajes de baile hacia 1890. 
Nueva York, Metropolitan Museum.
Guantes    La novedad la señalan los larguísimos guantes que ascienden hasta medio brazo; tómese como clave para distinguir los trajes de baile de este estilo de los del primer polisón. Los botones deciden su categoría:  

El número de botones aumenta según la distinción de los guantes y la altura social de la ocasión. Los trajes de calle, generalmente confeccionados con manga larga, demandan guantes de dos a cuatro botones; los trajes de recibir, para los que gusta la manga Luis XV, de bocamanga acampanada, exige guantes de ocho a diez botones; por fin los trajes de baile, escotados y sin mangas, requieren guantes de larga caña ajustada con diez o doce botones. Y una novedad de este año: cada vez se ven más señoras con guantes negros en trajes de paseo y mañana (La Moda Elegante, 1875).
Trajes de baije de 1887 en La Moda Elegante.

Luto     Se denomina así al traje negro con independencia de que se realizce para asistir a un funeral o para guardar luto. El luto era tan común en el traje decimonónico que la ropa negra conformaba una buena parte del ajuar femenino y algunas cronistas de moda lo recomiendan como traje comodín para casi cualquier ocasión.

Mantilla y luto. Raimundo Madrazo, 
Cecilia Madrazo, Comunidad de Madrid.
El vestido negro, es, pues, el uniforme, digámoslo así, de esta época transitoria. Se le lleva lo mismo por la mañana y por la noche, y mis lectoras no arriesgarán nada en hacérselo, pues es necesario tener siempre uno o dos vestidos de este género. Señoritas y señoras casadas saben que el negro les sienta, por lo general, admirablemente (La Moda Elegante, 1879).