Transición al vestir romántico
En la segunda
mitad de la década de 1820 se efectúa el cambio de silueta con la intromisión
de la crinolina bajo la falda. El código que va a distinguir el traje de
sociedad del traje ordinario se consolida: el traje de sociedad es siempre de
seda, o siempre que se pueda, y escotado para bailar; el traje ordinario es más
comedido en el adorno y rara vez es representado (figuras 2, 3 y 5), pues gusta
inmortalizarse con las mejores galas.
El primer estilo romántico: el traje globular
CLAVES ESTILÍSTICAS 1828-1836
Moños altos
Hombros resbaladizos y mangas hipertrofiadas en los
bíceps
Faldas ornadas solamente en los bajos
Único período romántico en que se ven los zapatos
Sombrero de plumas, redingote de terciopelo y boa para la reina de España: Cruz y Ríos, Fernando VII y María Cristina, 1832, Museo de Bellas Artes de Asturias. |
Explosión de protuberancias El traje romántico brota como una órbita de
satélites esféricos y piramidales en torno a la cintura (mangas, falda) y el
rostro (moños y grupos de rizos). Trae vivos recuerdos del traje femenino de
moda en Italia a mediados del siglo XVI y, quizás más aún, del vestido francés
a mediados del siglo XVII, de manera que los adjetivos “neo-renacentista”, “neo-manierista”
y “neo-barroco” le encajan realmente bien.
Tocados En ninguna otra fase del traje romántico vamos a
encontrar tal variedad de tocados ni tan grandes. Las tres tipologías más
representadas son (1) el sombrero de alas amplias y cubierta abarrotada de
lazos, plumas y quisicosas, (2) la tartana de abierta parábola que arranca
desde la mandíbula y los turbantes (3). La guerra de la independencia griega
(una guerra entre Europa y el Gran Turco) reanimó el gusto por el exotismo y
los turbantes causaron furor en torno a 1833.
Sombrero tartana o capota y amplísimo fichú sobre el traje verde. Chaleco floreado. Una pareja elegante en La Mode, 1831. |
Peinados De altas moñas llamados “a la jirafa” y a menudo
con guedejas de rizos junto a las sienes.
Corpiño Lo propio es que casi no se vea, tapado por las
mangas o por los fichús; cuando se ven, su escote es acorazonado. Las mangas abultadas
en los bíceps reciben denominaciones adecuadas: globo, jamón, boina; y acaso la
más curiosa: “a la boba”, es decir, con sobremanga transparente.
Falda Se distingue fácilmente de otras románticas por tres elementos: es tan corta que deja lucir los zapatos, siempre lleva cinturón y suele adornarse de modo preferencial en la parte baja.
Capas Con semejantes mangas era forzoso guarecerse con
sobretodos descomunales que entonces se denominaban “capas”. Su característica
común es la palatina, una pieza de color contrastado que recorre el escote y el
cruce.
Se desploman las mangas globos al final del estilo, anunciando la languidez del que está por venir. White, Florence y Parthenope Nigntindale, Londres, 1837, National Portrait Gallery. |
Mantillas Según el Semanario Pintoresco Español las
mantillas españolas fueron moda en toda Europa durante la década de 1830.
El turbante es una moda minoritaria. Le Follet, 1833. |
Sedosas capas con palatinas de largos cabos en la parte delantera. Petit Courrier des Dames, 1836. |