Capítulo 31: Indumentaria femenina 1862-1869: el último miriñaque


¿Estamos ante el primer traje sastre femenino? Me refiero al modelo de la izquierda. Sus amigas lucen una fígara o chaleco fígaro y camisa con coselete. Las tres han perdido los volantes, los adornos rizados, seducidas por la simplificidad de los volúmenes geométricos y los trazos gruesos y nítidos. Otra sensibilidad, otro estilo. La Moda Elegante, 1866.

Trajes de verano adornados con cintas 
de seda, entredoses, motivos que subrayan 
las verticales. La Moda Elegante, 1866.
CLAVES ESTILÍSTICAS     
Mangas ajustadas  
Talle elevado  
Faldas de hechura ojival y con cola
Ornamentación y decoración geométricas
A
Motivos geométricos 
en grabados de 
La Moda Elegante de 
1862, 1863 y 1864.
Nitidez estructural     Después de diez años de telillas flotantes, el traje busca los términos opuestos y se resuelve por cortes angulosos y nítidos y telas lisas, de cuadros, rayas o lunares. Adiós a los volantes y los engañosos puntos de encaje; adiós a las mangas desbocadas. Última década del miriñaque: lo vemos crecer en altura –lógicamente sitúa el talle más elevado–, perímetro y formando cola; a partir de 1866 comienza a reducir su perímetro hasta desaparecer. 
A

Traje ordinario

Cabeza     Desnuda o con sombreritos pequeños.
Trajes de corpiño cerrado     El corpiño cerrado, adornado en los hombros, los puños y los delanteros con motivos geométricos (sobre todo cuadros y losanges), otorgan un aire de respetabilidad sobria al nuevo estilo. La falda ha perdido los volantes y como se hacía treinta años atrás, gusta decorarla sólo en el bajo. El corpiño podía también adoptar la forma de un bolero o torera, entonces llamada “fígara”.
Trajes de paletó     Actualmente diríamos trajes sastre o de chaqueta.
Blusa y coselete     Una opción veraniega innovadora fue la de lucir la blusa combinada con una suerte de ancho cinturón con tirantes llamado “coselete”.
Trajes con túnica o sobrefalda     Désele el nombre que se prefiera.
Las cintas de pasamanería dibujan líneas 
ascendentes. La dama de la izquierda eleva 
la túnica de su vestido con porta-enaguas; 
su compañera luce un paletó con capucha
 carmesí, a juego con la guarnición de la falda.  
La Violeta, 1866.

Medallones de encaje negro decoran 
el traje de paletó y falda de la dama 
sentada; su amiga viste traje 
de baile son sobrefalda. La Moda Elegante, 1864.


Traje de baile

Bertas, túnicas y drapeados     Las sobrefaldas o túnicas también se empleaban en el traje ordinario, pero en el de baile no podían faltar. En términos generales podemos dividir los vestidos de sociedad de la década de 1860 en dos tipos: los de motivos decorativos geométricos, muy cercanos a los de calle, y los de suntuosas frazadas de satén drapeado. 

El vestido de baile con berta 
atraviesa el siglo XIX. 
El talle es ahora más corto 
y la falda una cúpula 
gigantesca. Las grandes 
guirnaldas azules 
reflejan el gusto de su década 
por los adornos a guisa de trazos 
geométricos. F. Madrazo, 
Duquesa de Castro Enríquez, 1868, Prado.
Paletó corto de hechura trapezoidal. 
Colección Castellanos, BNE.

Mangas pagoda todavia, pero ausencia 
de miriñaque. Habrá que fecharlo hacia 1862. 
Fotografía realizada por Moliné y Alvareda, 
Museo de Tarrassa.
Hacia 1867 se pierde el miriñaque, 
pero el gusto por las superficies limpias 
y los adornos geométricos continúa. 
La mujer de la izquierda luce coselete
sobre su vestido gris. 
Feuerbach, En primavera, 1868, Museo Estatal de Berlín.

La caída de la falda parece tan amorfa 
como si la dama hubiera perdido el miriñaque por el camino.
 Stevens, Flor de otoño, 1869, 
Museo Real de Bellas Artes de Bruselas.