Capítulo 11. Baja Edad Media en Borgoña (años 1.350 a 1.450)

Coincide con el gusto decorativista del gótico flamígero una indumentaria grandilocuente, abundante y  compleja, convincente exhibición de riqueza. El antiguo ducado de Borgoña, que entonces incluía Flandes y los Países Bajos con las poderosas ciudades industriales y comerciales de Ypres, Brujas, Gante y Amberes, ha legado imágenes indumentarias de un esplendor sin precedentes. Pero sobre todo los siglos XIV y XV son para la historia de la indumentaria aquel en el que se cimenta sin posibilidad de marcha atrás el nuevo traje occidental: corto para los hombres, largo para las mujeres y ajustado para los dos sexos.

BIBLIOGRAFÍA     Boucher, F., 20.000 years of fashion, 1990 (original de 1963), Nueva York: Abrams; Bernis, C., Indumentaria mediecval española, 1955. 
  
CLAVES DEL ESTILO
HOMBRES - A lo largo de cien años se mantiene el favor por el peinado a la escudilla. Por sí mismo ya identifica a todo el estilo. 

MUJERES - Tocados de dos cuernos y ajustadas sayas de escote redondo o barco.

AMBOS SEXOS - La prenda esencial de la riqueza es el sayón, hopa u hopalanda, grandísimo sobretodo de mangas hipertrofiadas. El motivo ornamental favorito es la granada o alcachofa.

Botones     Cobrarán protagonismo a partir del siglo XIV para convertirse en imprescindibles a finales del siglo siguiente, el XV. Su contribución a la ropa ajustada no puede ponerse en duda, ya que permiten abrir y cerrar delanteros y mangas muy estrechas.   
   
El traje masculino     La influencia del tieso jubón militar (brigantina, véase cap. 13) no se aprecia en la mayoría de las ilustraciones por la presencia casi inevitable de la hopalanda. Pero, en efecto, sobre la ropa interior (calzas, bragas, camisa), los hombres empiezaron a vestir jubones, una especie de chaquetas "estofadas" (rellenas de estofa, de tejido) que mejoraban la apostura del pecho masculino, y calzas enteras y a menudo soladas (con suelas), ambas piezas unidas al jubón por medio de ligas (véase capítulo 10).   

Rey o señor con hopalanda de amplios dibujos. El resto de personajes lucen hopas cortas y calzas a dos colores (Libro de Caza, hacia 1410, manuscrito de la BNF)
Jóvenes vestidos con calzas enteras y soladas en puntas, 
y cortas hopas que ocultan seguramente el jubón. 
Las damas lucen sayas muy escotadas en el busto (Ibn Butlan, 
Tacuina Sanitatis, manuscrito en la Biblioteca Casanatensis de Roma)

Damas luciendo sayas de larguísimas
 mangas (terminadas casi en mitones)
 y tocados diversos; la dama principal luce
pellote forrado de piel. Caballeros a la izquierda
muy abrigados en sus hopalandas le entregan
un manuscrito. Miniatura de un manuscrito
  (fr. 73, fol. 163) conservado en la BNF




Hopalanda negra guarnecida
de piel sobre jubón rojo.
 Juan Sin Miedo, duque de
Borgoña,principios siglo XIV
(Museo de Amberes)



Dama tocada con cuernos en el famoso 
cuadro de Jan van Eyck (Matrimonio Arnolfini
1435, Londres, Nacional). Viste un rico brial 
con las maneras (agujeros para pasar las manos) 
guarnecidas de piel y esquisitos pliegues regulares.
Su marido luce un paletoque de piel
y tiene cerca las galochas (zuecos) con 
que proteger las suelas de sus calzas
Mujeres     Como en el siglo XIII, la saya o gonela de mejor aspecto o más rica recibe el nombre de brial. El torso se ve ahora siempre ajustado, y sin necesidad de las antiguas cuerdas que lo aprisionaban porque la hechura del vestido ya consigue el efecto. La anatomía de esta parte del cuerpo se considera tan hermosa que han crecido los escotes. El traje femenino es más conservador que el masculino. Hasta bien avanzado el siglo XV, algunas damas de alcurnia se revisten todavía con el antiguo pellote de grandes escotaduras en los costados (surcot en francés), guarnecido de piel, prenda ahora reservada a las mujeres. Los tocados de cuernos permiten a la mujer competir con los altos tocados masculinos. 


  Cuando los hombres visten jaquetas o sayuelos, el ajuste es a la cadera. De izquierda a derecha, las mujeres lucen tocado de cuernos y hopalanda; segunda mujer con corona, capa y sobrecota (pellote) y saya; tercera mujer con tocado de cuernos y, posiblemente, tabardo de mangas perdidas (frescos del Castillo de la Manta, Italia)
La dama viste la saya que en España se llamó francesa, escotada sobre el busto y ajustada al torso; parece que vistiera una segunda por debajo de color contrastado, aunque puede
tratarse de un mero adorno de mangas. La bicromía en los trajes masculinos
destaca en este fragmento de una miniatura procedente del libro  
Las muy ricas horas de Jean de Berry (ha. 1420, Museo de Chantilly)
Imponentes hopalandas orilladas de piel (azul, gris, negro)
y un tabardo bordado en la dama de la derecha.
Diversidad en el tocado: altos bonetes en los caballeros,
tocado de cuernos y sombrero de plumas para las damas
(Las muy ricas horas de Jean 
de Berry, ha. 1420, Museo de Chantilly)