INTRODUCCIÓN GENERAL A LA EDAD MODERNA
A partir del
siglo XV Europa Occidental evoluciona a un ritmo que no alcanza ninguna otra
civilización del planeta. Un sistema económico brutal, basado en los minerales
preciosos y la esclavitud, lo impulsa, pero también un pensamiento nuevo,
científico, más allá de los prejuicios religiosos que han paralizado a tantos
pueblos.
La Edad
Moderna se extiende unos trescientos años entre la caída de Bizancio (1453) y
la Revolución Francesa (1789); en España suele en 1492
porque en ese año coinciden dos hitos históricos trascendentales: uno para los
españoles, la conquista de Granada, la anexión de ese cuarto reino al mapa
de España (Castilla, Aragón, Navarra y Granada), y otro trascendental para el
mundo entero, la conexión entre Europa y América. La Edad Moderna se convertirá
en Contemporánea después de 1800, es decir, en el siglo XIX, cuando la
burguesía comience a compartir el poder con la aristocracia.
Algunos
elementos culturales otorgan coherencia a la Edad Moderna: las religiones
surgidas del cristianismo (romana, ortodoxa, protestante o reformada, etc.), el
gusto decorativo devuelto al clasicismo (figuración siempre naturalista,
ornamentación derivada de los órdenes grecolatinos) y la indumentaria
anatómica.
INTRODUCCIÓN AL ARTE MODERNO*
En 1425 el
clasicismo grecorromano regresa para convertirse en la cultura artística
identificativa de Occidente: cinco siglos de evolución lo refrendan. ¿Por qué
el clasicismo? ¿Qué avala a la decoración clásica frente a otras? Absolutamente
nada. Nos falta una explicación, como confiesa John Summerson en su ensayo El lenguaje
clásico de la arquitectura. Sólo podemos conocer los efectos de una preferencia
estilística renacida en Italia a principios del siglo XV como revitalización de
un arte regional, que se convirtió, nadie sabe por qué, en universal para
Occidente. En todo caso, una convención artística injustificada, casi un
secreto compartido por todos los habitantes de Occidente durante quinientos
años.
Mucho
tiempo, muchos lugares, defendido y reinterpretado por innumerables artistas,
el clasicismo se muestra escurridizo cuando tratamos de sistematizarlo en
fases, pues no evoluciona siguiendo una línea única y clara sino dibujando
una ramificación arborescente. Ante un panorama tan vasto y polimorfo, se
impone una estructuración introductora que separe las fases esenciales del
estilo y adjunte algunas de esas ramas indómitas o sub-estilos. Después de cada
fase señalamos los capítulos donde pueden encontrarse ampliaciones.
(* ATENCIÓN: "Arte moderno" es una expresión ambigua, ya que puede referirse tanto al arte de la Edad Moderna, un tiempo concreto en un marco geográfico concreto, como al arte del Movimiento Moderno, una vanguardia artística del siglo XX.)
A
GENERALIDADES POR DISCIPLINAS
GENERALIDADES POR DISCIPLINAS
-Las artes
figurativas conquistan la ilusión de lo vivo por medio de un naturalismo que
llega a todos los elementos formales que componen las imágenes: color, luz,
perspectiva, textura. El siglo XVII representa la culminación de este ideal en
artistas como Velázquez y Vermeer.
-Las artes
del diseño distintas de la indumentaria reasumen el repertorio decorativo
grecorromano para servir a una aristocracia civil y religiosa más rica que
nunca antes en Europa: surgen ahora los palacios más grandes, más bellos y
majestuosamente decorados.
-Las artes
del diseño indumentario desarrollan un traje anatómico sumamente idealista y
favorecedor del cuerpo que cubre. El dimorfismo sexual se incrementa cada siglo
y afecta primero a hechuras, luego a colores y adornos, por fin incluso a
tejidos. En general, en los varones exagera la amplitud de la espalda, la
tersura del pecho, los muslos y los genitales. Y en las mujeres, por medio de
una infraestructura rígida de corsé y miriñaque, la generosidad de las caderas.
El mensaje sexual del vestir nunca antes fue tan explícito.
FASES ESTILÍSTICAS DEL CLASICISMO MODERNO
Fase italiana o
renacentista → estilo renacentista (1425-1550).
Se
puede adjetivar a esta fase de italiana porque el renacimiento grecolatino se
produce en Italia y no alcanza verdadera trascendencia fuera de sus fronteras
hasta mediados del siglo XVI.
El diseño
busca la claridad compositiva en pos de la comprensión racional: la modularidad
y la armonía son ahora principios intocables. Los artistas son como profesores
que quisieran enseñarnos el cabal proceso de su trabajo.
Añadamos el
gran invento de Brunelleschi: la perspectiva cónica, un procedimiento que
mejora la ilusión de espacio como nunca antes se había logrado. Este
instrumento se vuelve precioso para todos los diseñadores porque invita a
elaborar convincentes trampantojos. Un diseñador italiano será desde entonces
un maestro de la perspectiva.
La figuración
exalta la belleza corporal (se pintan sistemáticamente a San Sebastián y Venus,
y la Capilla Sixtina se convierte en el mayor catálogo mundial de desnudos). La
indumentaria anatómica favorece esta dialéctica centrada en el cuerpo y exalta
el dimorfismo sexual.
Almohadillado esquizofrénico y juguetón vistiendo el patio del palacio Pitti (Florencia), según diseño de Ammanati (siglo XVI). |
Fase manierista → estilo manierista (Italia, 1550-1625).
La primera
fase de clasicismo internacional se prolonga en Francia, Inglaterra y
España hasta 1650 e incluso más allá, y se caracteriza por la experimentación
con el acervo decorativo grecolatino a la búsqueda de soluciones ostentosas o
expresivas. Se supera la búsqueda del equilibrio como ideal estético de la
plástica y el diseño.
Este gusto
manierista se traduce al diseño como una exageración decorativa por cantidad y
diversidad. En Alemania y Francia las fachadas, los interiores y los muebles se
abarrotan de figurillas de adorno (telamones, cariátides). También importan la
diversidad y la sorpresa: los motivos auriculares sugieren figuras vagamente
zoomórficas, y los monstruos adquieren presencia en los repertorios
ornamentales. En España se desarrolló un estilo igualmente exagerado, pero en
su sobriedad: el estilo herreriano, materialización de un ideal de vida
monástico.
En la figuración,
el estilo manierista se detecta en la representación de los personajes
excesivamente grandes (Miguel Ángel) o estilizados (el Greco), aunque la
exageración puede llevarse más lejos y afectar al color e incluso a la
perspectiva (Tintoretto).
¿Es
manierista el traje coetáneo? Quizás los altos cuellos y la caprichosa
estilización de los volúmenes, particularmente en el traje femenino, que
induce a borrar todo indicio de pechos bajo los vestidos, coordine de alguna
manera con el gusto manierista.
a
Estilo barroco
(1625-1725).
El estilo barroco es el resultado de investigar cómo provocar emociones en el espectador: la plástica elimina las composiciones ortogonales de los estilos renacentista y manierista y se concentra en composiciones de líneas diagonales: X, V, etc. El dinamismo es condición indispensable para que podamos adjetivar como "barroco" un diseño; y no la sobredecoración, ya que esta en realidad gustaba en mayor medida al estilo manierista.
Existe muy poco diseño verdaderamente barroco, un porcentaje mínimo en la producción del siglo XVII, pero continuada en el XVIII y con ejemplos destacados en el XIX (tiempo cultural del llamado Romanticismo).
Existe muy poco diseño verdaderamente barroco, un porcentaje mínimo en la producción del siglo XVII, pero continuada en el XVIII y con ejemplos destacados en el XIX (tiempo cultural del llamado Romanticismo).
Colores y texturas de pastelería endulzan el suculento rococó de Cuvilliés. Revestimientos en el Palacio Augustusburg (Alemania), siglo XVIII. |
La composición de diagonales subyace en la producción de diseño rococó, pero han cambiado las texturas y sobre todo los colores. Se abandonan los contrastes bruscos del barroco (granate, dorado, gris oscuro), que sugerían tragedia, por los armoniosos colores pastel. El
diseño rococó, en general, sugiere ternura y fina sensibilidad; para algunos, también femineidad. Los espacios serán intimos: nace el confort, nunca se
habían diseñados tantos y tan acolchados muebles de asiento y tumbonas. Las
patas curvas parecen amortiguar y recoger amorosamente al usuario, el cual
adorna sus bonitas ropas con delicadas y pequeñas flores. El rococó tiene un motivo ornamental rector: la rocalla.
La figuración habla del galanteo y puede encontrarse en todo objeto de diseño: en las paredes a guisa de papel pintado, adornos de porcelana o en los cuadritos enmarcados; en la vajilla, biselada sobre el cristal o pintada en los platos; en los muebles, estampada o bordada en las tapicerías...
La figuración habla del galanteo y puede encontrarse en todo objeto de diseño: en las paredes a guisa de papel pintado, adornos de porcelana o en los cuadritos enmarcados; en la vajilla, biselada sobre el cristal o pintada en los platos; en los muebles, estampada o bordada en las tapicerías...
Sin duda la
característica más sobresaliente del rococó es la coherencia estilística entre
todas las artes, una coherencia como nunca antes se había alcanzado en Europa,
y que es consecuencia en gran medida del establecimiento de manufacturas
artísticas coordinadas por el gobierno.