Capítulo 16. El traje en el Manierismo (1525-1575): mujeres a la italiana, hombres a la tedesca

Ropa carmesí. Bronzino,  
 Dama, 1550, Turín, Sabauda
CLAVES  Las siluetas crecen en anchura, tanto las femeninas como las masculinas. Dicen los libros que en el traje de las mujeres predomina la influencia italiana, particularmente florentina, mientras que en el de los varones predomina la tedesca o alemana, dado el origen nacional de la mayoría de los lansquenetes. A todos gustan las cuchilladas, sobre todo a los varones, y las mangas estranguladas.

 
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Fuente bibliográfica: Carmen Bernis, Indumentaria española en tiempos del Carlos V, 1962, CSIC.


La emperatriz con saya de mangas de punta 
muy abiertas para lucir las manguillas interiores 
estranguladas, falda abierta para lucir una 
vasquiña de color contrastado; reduce la desnudez 
del pecho con gorguera alta guarnecida de 
lechuguilla en el cabezón (cuello)
Tiziano, Isabel de Portugal, 
reina de España, 1535
 Traje femenino     
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ROPA INTERIOR     La tiesura del pecho ya la conocíamos del siglo anterior y son numerosos los términos que se refieren a esa pieza que borra el volumen de los senos: cartones de pecho, tablones, papelones... todos antepasados del futuro corsé. El escote característico tiene forma de U muy ancha. Se reduce la exposición del pecho desnudo con gorgueras o enseñando la camisa. Una gorguera sumada a una manguillas generan la ilusión de estar viendo una camisa completa: esta combinación que en la actualidad puede resultarnos extraña, en realidad puede rastrearse hasta el siglo XX (se dirá entonces "camisolín y mangas"), preferida a la camisa completa. 

Saya carmesí con mangas abullonadas 
en el brazo, en contraste con las 
mangas acuchilladas del jubón violeta. 
Bronzino, Leonora Panciatichi
 1560, Florencia, Uffizi
Bajo las faldas se esconden habitualmente verdugados, enaguas con aros; a veces llegan a verse si se levanta el ruedo del brial, situación que permite además observar los chapines (España, Italia).
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ROPA EXTERIOR     Para vestir a cuerpo las mujeres utilizan dos prendas muy prácticas: el corpiño y la vasquiña; o bien la saya, nombre que recibe el vestido de dos piezas cosidas por la cintura; el término brial entra en desuso. 

El sobretodo de la mujer elegante es la ropa, un abrigo amplio de mangas no muy largas; cuando se corta con talle ajustado puede recibir el nombre de galera.
Leonor de Toledo. La gran belleza y fortuna italiana era en realidad una mujer española que casó con Cosme I de Médicis. Viste una saya espectacular, compuesta de falda, corpiño y mangas de brocado con el motivo de la granada, toda una exhibición de las sederías florentinas; las mangas acuchilladas, gruesas en los hombros mediante brahones, muestran trechos de la camisa. La desnudez de los hombros se rebaja con una gorguera de red. 
Bronzino, Eleonora de Toledo y Giovanni 
de Médicis, ca. 1545, Uffizi.







 










Traje masculino      
  

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LANSQUENETES     La extravagancia indumentaria de los mercenarios suizos y alemanes (lansquenetes), pródiga en cuchilladas, braguetas prominentes, bigotes puntiagudos, gorras fantasiosas, conquistó a los caballeros de media Europa. De ahí se dice en los libros del traje que la influencia principal del traje masculino en estas décadas es la tedesca. 

Angus MacBride, Lansquenetes en el sitio de Roma, 1958. 
La guardia suiza del papa conserva lo más notorio del traje de los antiguos mercenarios: 
el colorido chillón. Puede extrañarnos que los soldados  del siglo XVI vistieran ropas 
más extravagantes que los cantantes de glam, pero lo cierto es que la discreción no iba con ellos, 
y eran libres de vestir cualquier cosa que se les antojara 
porque las leyes suntuarias no les concernían


“Carlos V con gorra, ropa francesa 
cuera,  jubón de raso blanco 
–visible en las mangas  y a través de 
los cortes de la cuera-,  calzas con 
muslos de raso blanco y zapatos 
picados” (Carmen Bernis). 
Tiziano, Carlos V, 1533, Prado
TIPOLOGÍAS     Son ropas interiores las bragas, la camisa y el jubón. La ropa de vestir a cuerpo la forman el coleto o cuera, las calzas y los muslos, pero también los sayos o sayuelos, prendas estas herencia del siglo XV y condenadas a desaparecer a mediados del siglo XVI. Son prendas de abrigo las ropas y las capas. En tocados, sobresale la moda de la gorra.
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ROPA EXTERIOR    Las calzas ganan ahora un calzón corto sumamente hinchado y trabajado, los muslos. El jubón continúa su trabajo de mejorar el aspecto fortachón del tórax. Por influencia militar, sobre el jubón se estilan ahora prendas a menudo sin mangas y muy acuchilladas: la cuera o coleto.
Una chaqueta de mangas perdidas, como una reducción del tabardo, se llama ropeta o ropilla, pero se generalizará en el siglo XVII.

Tienen más sentido de gala los sayuelos o sayos, herencia del siglo XV. Los caballeros se retratan casi invariablemente con sus ropas o ropones de anchas vueltas (solapas) y ricamente forradas de piel. 


El emperador con sayo 
y ropa. Jakob Seisenegger,  
Carlos V, hacia 1530,  
Palma, Almudaina
Francisco I. Gorra de vedejas, es decir, peluda  
("vedeja" significa melena de león),  
manto (seguramente una ropa) sobre sayuelo 
guarnecido de galones y  acuchillado 
en el pecho. Jean Clouet, Francisco 
I de Francia, 1525, Louvre
Enrique VIII. Gorra de vedejas, 
 ropa de grandes brahones, 
 sayo muy abierto sobre un jubón a
 juego de damasco gris. 
 Hans Holbein el Joven, Enrique VIII,  
1537, Londres, National


 Vemos las mangas del jubón de raso guateado verde. 
Desaparecen bajo las mangas cortas e infladas de la ropa, chaquetón de color negro y amplias vueltas 
de armiño. En color gris, la cuera de seda azul 
bordada en oro.  El cuello de dos puntas en la camisa 
se considera un "cuello a la italiana". 
Moretto da Brescia, 
 Conde Fortunato Marinengo Cesaresco (¿?),  
1540, Londres, National Gallery